En Chile existen sólo sistemas aislados de relevancia local o regional, este es el caso del lago Budi en el centro-sur chileno y de los lagos Huillinco y Cucao en la isla de Chiloé (Stuardo & Valdovinos, 1989; Stuardo et al., 1989; Bertran et al., 2006).
El Lago Budi corresponde a un lago costero con influencia de aguas marinas (Quintino et al. 1989, Stuardo 1988, Stuardo & Valdovinos 1989 y Stoner & Acevedo 1990). El sitio corresponde a depresiones litorales vinculadas a la tectónica cuaternaria marina y es nivel de base para aguas superficiales y subterráneas, provenientes del frente occidental de la Cordillera Costera. El relieve del área, es el principal elemento de heterogeneidad agroecológica, distinguiéndose tres unidades gruesas de paisaje: unidad de cerros, unidad de lomas y unidad de planos. El río Budi no es un río propiamente tal, sino un canal meándrico que une esporádicamente al lago con el océano pacífico, generando una influencia marina alrededor de 4 o 5 meses (invierno y primavera), con una penetración anual máxima del agua de mar al interior del canal y lago en volúmenes y tiempo no determinados, pero con mezcla de agua dulce por efecto de las mareas (Stuardo et al., 1989); posteriormente se cierra con la formación de una barra de arena, transformándose en un típico lago aislada del mar (Stuardo op cit. y Watt 1995). Este hecho genera un sistema de aguas salobres altamente dinámico debido a la interacción entre aguas continentales y marinas, que en la última década ha perdido progresivamente su condición de salobre. Según García (2000) el nivel de salinidad presenta variaciones estacionales, con mínimos durante invierno y verano tanto en superficie y fondo (5% y 7 %), mientras en primavera aumentó entre 10 % y 27 % (Céspedes, P., 2006).
Respecto a los suelos, estos son bajos de origen fluvio-marino y los altos provienen de material parental metamórfico y granítico del paleozoico con un espeso depósito de arcilla. La cuenca presenta dos unidades geomorfológicas predominantes. La primera corresponde a una plataforma de erosión, que cubre una superficie de 27.261,8 ha (56,3%) y, la segunda, a un cordón montañoso, que abarca 12.076,2 ha (24,5%), con manifiestos procesos de erosión hídrica.
Según la clasificación de Köeppen la zona presenta un clima de tipo Cfb, es decir, un clima templado húmedo de verano fresco y oceánico con influencia mediterránea (Di Castri & Hajek, 1976). El clima se caracteriza por presentar una restringida amplitud térmica, debido a la termorregulación marina y al efecto temperante lacustre, registrándose una temperatura anual de 12ºC (Céspedes, P., 2006).