Las turberas de Chiloé constituyen un ecosistema singular, frágil y escasamente representado, de características paleoambiental, ya que su formación obedece a procesos milenarios en los que se conjugan elementos geológicos, geomorfológicos e hidrológicos que generan ambientes saturados de agua, colonizados por especies vegetales hidrófilas, siendo el Sphagnum sp., la más característica.