Es una especie heliófita, resistente a la sequía y a la acción del viento. Del Fierro & Pancel (1998) indican una superficie con presencia de ciprés de la cordillera en el lado chileno, de 312.960 ha, correspondiente a 3.129 km2. Los ambientes preferenciales se encuentran en la alta montaña, donde constituye masas puras de densidad variable, creciendo en laderas rocosas de muy fuerte pendiente, en su área de distribución norte se encuentra casi siempre situada en exposiciones sur, en valles abrigados en los aluvios rocosos de los cauces (Serra, 1987, Rodríguez, 2004) También se encuentra en laderas bajas y en planos, sobre suelos de ceniza volcánica, incluso sobre lava y escorias, formando pequeños rodales poco densos, aunque también constituye masas boscosas con diferentes especies de Nothofagus, preferentemente con Nothofagus obliqua y Nothofagus glauca. Aunque crece a menudo bajo el dosel en bosques caducifolios, su comportamiento general, es el de una especie intolerante (Donoso,1993). Crece en áreas montañosas, en laderas rocosas de altas pendientes, o en suelos derivados de cenizas volcánicas, o directamente sobre escorias y lavas, donde forma bosquetes poco densos. El rango altitudinal oscila entre los 200-2000 m sobre el nivel del mar. Se considera una especie capaz de colonizar terrenos muy pobres en nutrientes, pero prospera en suelos de mejor calidad, planos, arcillosos y poco profundos (Rodríguez, 2004). En la parte norte de su distribución entre 900 y 1.600 msnm, se asocia con especies del tipo forestal esclerófilo como Cryptocarya alba, Kageneckia oblonga, Lithrea caustica y Quillaja saponaria (Hechenleitner et al. 2005). En el límite austral, crece sobre rocas o en suelos trumao, depositados sobre rocas volcánicas permeables y con textura franco arenosa (Donoso, 1993, Rodríguez, 2004). Austrocedrus chilensis habita en un área de alta heterogeneidad ambiental, donde se conjugan procesos orográficos, glaciarios y volcánicos. Esta especie forestal parece tener la capacidad de desarrollarse en tipos de suelo disímiles (La Manna, 2005).
Los escasos bosquetes y cipresales se emplazan entre los 1.200 y 2.200 msnm, en pendientes excepcionalmente pronunciadas, frecuentemente graníticas y en laderas de exposición sur (Gajardo, 1994).
Las poblaciones septentrionales de Austrocedrus chilensis habitan sólo en el área andina, en un rango altitudinal que va de los 1.200 a los 2.200 msnm, donde se conjugan procesos orográficos, glaciarios y volcánicos (La Manna 2005).
Es una especie de comportamiento ubicuo, que participa de numerosas formaciones vegetales de distinto carácter en ambientes andinos. En la parte norte de su distribución se encuentra casi siempre situada en exposiciones sur, en valles abrigados en los aluvios rocosos de los cauces (Serra 1987, Rodríguez 2004).
Región
Superficie poblaciones Austrocedrus chilensis
Valparaíso
≥5 hectáreas (400 ejemplares) (google earth)
Metropolitana
76,3 hectáreas (http://sit.conaf.cl/)
O'Higgins
2.400 hectáreas (Fuente: CONAF-CONAMA 1999)
De acuerdo al Proyecto Catastro Bosque Nativo (CONAF-CONAMA 1999), la superficie de bosque nativo con presencia de Austrocedrus chilensis en cualquier densidad, desde O'Higgins al norte sería de unas 2.500 hectáreas totales.
A nivel nacional, a pesar de la extensa distribución entre las regiones de Valparaíso y de Los Lagos, el área de ocupación es muy reducida y se estima en 450 km2, debido a la significativa disminución histórica que ha experimentado en toda su distribución natural (Hechenleitner et al. 2005).
Por su parte, las poblaciones septentrionales, que se propone re-evaluar en esta ficha, se distribuyen en un área de ocupación no superior a los 240 km lineales. Entre los 32°39' y 34°,40' latitud sur se encuentran diez poblaciones aisladas, relativamente abiertas, poco densas, emplazadas en el piso ecológico de estepa altoandina, subregión de los Andes mediterráneos entre las regiones de Valparaíso y O'Higgins. Estas poblaciones se asocian a matorral esclerófilo andino, con Schinus montanus, Kageneckia angustifolia, como especies acompañantes. Los escasos bosquetes de ciprés se emplazan entre los 1.200 y 2.200 msnm, en pendientes excepcionalmente pronunciadas, frecuentemente graníticas y en laderas de exposición sur (Gajardo, 1994).
No se ha encontrado información sobre la dinámica poblacional actual de esta especie, pero un estudio reciente (Altamirano & Lara 2010) muestra, mediante el análisis de imágenes satelitales, la transformación gradual del bosque nativo en un sector pre-andino de la Región del Maule entre los años 1989 y 2003.
Estos autores señalan que la deforestación, producto de las prácticas de floreo, la demanda de madera y leña, la explotación industrial y la habilitación agrícola, han conducido a la sustitución del bosque nativo por matorrales y plantaciones exóticas, dando origen a bosques de baja calidad y desencadenando procesos de fragmentación con variados efectos negativos sobre los ecosistemas (Muñoz 2010), como por ejemplo una mayor vulnerabilidad frente a problemas fitosanitarios, cuyos efectos se potencian y se agravan en un escenario de cambio climático.
En cuanto a las comunidades septentrionales de Austrocedrus chilensis, éstas presentan una distribución discontinua, bajo la forma de poblaciones aisladas más o menos densas (cipresales) (Gajardo, 1987).
Variabilidad genética Las variaciones fenotípicas y genéticas de ciprés de la cordillera, así como la diversidad de ambientes en los que se encuentra, revelan una alta plasticidad y consecuente capacidad de adaptación a condiciones ambientales extremas. Resultados preliminares sobre una tendencia de variación en características ecofisiológicas relacionadas con la mayor resistencia a la sequía en poblaciones marginales xéricas y con particularidades genéticas (por ejemplo, alelos exclusivos), sugiere la ocurrencia de adaptaciones de tipo evolutivo, es decir, con modificación de la estructura genética (Gallo 2004, Cruz et al. 2015) de las mismas. En un escenario de cambio climático la susceptibilidad de los individuos puede aumentar (Cruz et al. 2015). En ese sentido, la conservación de la variabilidad genética de la especie y de las poblaciones adaptadas a condiciones de mayor radiación y aridez, se vuelve una tarea prioritaria.
Los árboles masculinos son portadores de los estróbilos en amentos cilíndricos a globosos, formados por 5 pares de brácteas o microesporófilos, cada uno de ellos con 3-4 sacos polínicos (Grosfeld, 2002), casi del mismo diámetro que las ramillas, de color castaño, de 4-5 mm de largo, dispuestos en la parte terminal de las ramitas o en ejes muy cortos. Los árboles femeninos presentan los conos o estróbilos femeninos que se ubican en el extremo de las ramas de la parte superior de la copa, son de forma ovoides castaños, de 8-15 mm de largo y 5-7 mm de ancho, leñosos en la madurez, compuestos por 4 escamas coriáceas opuestas, provistas de una espina tuberculiforme corta en el dorso, las inferiores más cortas y estériles, las superiores fértiles con dos óvulos cada una. Cono dehiscente, abriéndose en 4 valvas leñosas (Rodríguez 1983, Serra 1986, Marticorena & Rodríguez 1995). Cada bráctea superior es fértil y presenta 2 semillas, o por aborto, una sola. Semillas ovoides, apiculadas, amarillentas, de 5-8 mm de largo y 3 mm de ancho bialadas, un ala mayor elíptica de 6-8 mm, la otra rudimentaria (Muñoz et al. 1973, Rodríguez 1983, Marticorena & Rodríguez 1995). Las alas de la semilla están unidas a la testa y no están separadas como ocurre con Pinaceae (Donoso 2006). El número cromosómico es 2n: 22 (Covas 1995).
La especie se considera longeva, pudiendo superar los 500 años de edad, aunque dada la alta frecuencia de perturbaciones en su área de distribución, resulta extraño encontrar ejemplares con tal característica (Veblen et al. 1995).
Sí
Amenazas que enfrenta la especie
En Chile Central la regresión que han sufrido las poblaciones de la especie es considerable, atribuyéndose las causas de esta disminución a la explotación forestal, la acción del fuego y el pastoreo de ganado (Hechenleitner et al. 2005). En toda esta zona, las perturbaciones antrópicas como incendios, pastoreo, corta de madera, son de larga data y han afectado la estructura y regeneración natural de casi todo el bosque de cipreses (Cruz et al. 2015).
Tanto la especie como sus poblaciones son consideradas en un estado de gran vulnerabilidad, especialmente en su distribución norte, esto es, las subpoblaciones de las regiones de O´Higgins, Valparaíso y Metropolitana (Serra et al. 1986; Hechenleitner et al. 2005).
Poblaciones como la del cerro Tabaco (Región de Valparaíso) (límite norte de su distribución), San Gabriel (San José de Maipo, Región Metropolitana) (Muñoz y Serra, 2006), en la Sierra de Bellavista y en la Rufina (Región de O'Higgins) crecen en un hábitat de fuertes limitaciones hídricas y su regeneración está siendo amenazada por el pastoreo y el uso del fuego (Cruz et al. 2015).
Si bien los incendios intencionales para despejar terreno para actividades forestales (Hechenleitner et al. 2005), agrícolas o ganaderas, han sido históricamente las principales amenazas de las poblaciones ubicadas en la depresión intermedia del país (Muñoz y Serra, 2006), en los últimos años se ha sumado los incendios, que suelen afectar zonas que antiguamente se les consideraba remotas e inaccesibles. La frecuencia e intensidad hace de este tipo de incendios la principal amenaza de las poblaciones septentrionales de la especie. Uno de los más devastadores fue el que aconteció en la Rufina, comuna de San Fernando, región de O'Higgins, en febrero de 1999, el cual duró 13 días y arrasó con 25.300 hectáreas de bosque nativo, afectando gravemente al cipresal que también crecía de la zona. Se suma a esta pérdida, el efecto del incendio de marzo de 2016, que destruyó el 10% de la población de los 437 cipreses que existían en la quebrada del Asiento, cerro El Tabaco, San Felipe (Región de Valparaíso) y que marcan el límite norteño de la especie. En febrero de 2013 otro siniestro también afectó parte de los cipresales de la Reserva Natural Río Cipreses, comuna de Machalí, región de O'Higgins.
Turismo y visitantes esporádicos: Una de las acciones antrópicas que presenta mayor incidencia sobre los ecosistemas naturales, está relacionada al turismo tanto interno como externo. A continuación se presenta el aumento de turistas extranjeros en Chile y la concurrencia de visitantes a las áreas protegidas.
Años
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Turistas
2.710.024
2.759.695
2.800.637
3.137.285
3.554.279
3.576.204
3.674.391
4.478.336
5.640.700
Fuente: Base de datos estadísticas de Fedetur
A lo anterior descrito, se suma la presión por demanda de visitantes a las áreas silvestres protegidas:
Años
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Visitantes SNASPE
1.816.191
1.794.732
2.061.670
2.408.269
2.510.648
2.689.190
3.156.577
Fuente: Base de datos disponible en la Web de Conaf, consultado en enero de 2017.
El aumento de turistas extranjeros y visitantes al SNASPE, se ha ido incrementando sostenidamente. Como lo muestra la tabla anterior, solo en el último lustro la cantidad de visitantes creció un 78%. Todo hace prever que en los próximos años, la tendencia se mantendrá al alza.
Las poblaciones de Austrocedrus chilensis que se solicita re-evaluar, crecen en una de las zonas más pobladas del país. Las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O'Higgins concentran el 56,3% aproximadamente de la población humana nacional (INE, 2015), con densidades de 109,5, 454,9 y 54,9 habitantes por km2 respectivamente (en promedio, la densidad a nivel nacional alcanza solo los 8,7 hab/km2).
Las proyecciones de población no hacen más que prever el aumento de estos patrones de crecimiento y concentración poblacional. Tómese como ejemplo, la estimación del INE al 2020 en región metropolitana:
Años
2016
2017
2018
2019
2020
Población Total
7.399.042
7.482.635
7.564.857
7.645.626
7.724.879
Fuente: INE
Los datos anteriores demuestran que las áreas posibles de ser visitadas, tendrán una mayor presión cada año. El mejoramiento sostenido de la red vial ha hecho mucho más accesibles las zonas donde habita Austrocedrus chilensis o las áreas contiguas a ellas. Considerando la evolución del turismo interno y externo, se deberá poner mayor preocupación sobre la especie, sobre todo en aquellas áreas sensibles que no se encuentran con una protección formal y que se encuentran cercanas a centros urbanos con altas densidades y cuya población requerirá zonas de esparcimiento. Estos antecedentes refuerzan la idea de contar con una gobernanza local que apoye las labores de cuidado, en especial, en el caso de Austrocedrus chilensis que es una especie que está asociada a factores edafoclimáticos particulares (suelos delgados, temperaturas bajo cero para germinación, etc.) y que conlleva una propagación compleja. Se suma a lo anterior un crecimiento lento comparado con otras especies del bosque esclerófilo de la zona central de Chile, por lo que se debe tener especial consideración su gran vulnerabilidad al gestionar su conservación.
Estado fitosanitario: Muestreos realizados en el bosque de cipreses del Cerro el Tabaco, localidad del Asiento en San Felipe, Región de Valparaíso, demostró que el 84% de los ejemplares presenta un estado fitosanitario malo (Huerta et al. 2016), siendo el daño más frecuente el de tipo mecánico y el espiralamiento (Malformación de raíz o tronco). El vigor de los individuos, en promedio arrojó resultados regulares.
Similar estudio se realizó en el bosque de cipreses de San Gabriel, San José de Maipo, Región Metropolitana. El 96% de los árboles evaluados presentó algún nivel de daño, siendo los mayores aquellos de tipo mecánico y de origen antrópico. La depredación de conos reproductivos de Austrocedrus chilensis en poblaciones septentrionales como San Gabriel, llega a casi el 50% de las semillas estudiadas (Huerta et al. 2016).
Incendios: En la zona norte de su distribución, los cipresales se han visto afectados por incendios, como el ocurrido en el cerro El Tabaco (Región de Valparaíso) a comienzos del mes de marzo de 2016, donde fueron consumidas 500 hectáreas de vegetación nativa y que incluyó el 10% de los ejemplares de Austrocedrus chilensis que crecían en la zona (ElAconcagua.cl 2016).
Cercanía a centros urbanos: Asimismo, en la localidad de San Gabriel, San José de Maipo, Región Metropolitana, el inicio del cipresal se encuentra sólo a 450m del pueblo de San Gabriel. Su cercanía a un centro poblado, ha provocado una fuerte presión antrópica, como ramoneo de ganado doméstico, extracción de leña y corta de individuos para ser usados como árbol de navidad (Huerta et al. 2016).
Reducción del potencial reproductivo: En estos bosques, la cantidad de árboles semilleros parece ir disminuyendo y el peligro potencial que presentan las poblaciones relictuales como el bosque de San Gabriel, hace imprescindible conocer los daños asociados a los órganos reproductivos y la regeneración, en especial si se quieren iniciar acciones de recuperación, conservación o domesticación de especies nativas (Bustamante 1996, Grandón 1996, Becker 2010, Huerta et al. 2016)
Además, se ha observado que la regeneración natural por plántulas es muy escasa o incluso inexistente (M. Rosenblüth observación personal), aunque, en general, el ciprés de la cordillera se regenera bien mientras exista una fuente suficiente de semillas viables. Además, la falta de cobertura de vegetación protectora, producto de décadas de pastoreo, expone a las plántulas a la intensa insolación del verano, lo que dificulta su establecimiento (Huerta et al. 2016).
Clorosis: Los estudios de clorosis en estos bosques, indicarían que están siendo afectadas por el calentamiento global que amenaza con reducir significativamente las reservas de nieve y hielo de las regiones de altura de las cuales dependen estas poblaciones (Huerta et al. 2016).
Aunque las poblaciones al sur del Maule se pueden considerar frecuentes y con contingentes numerosas, la regresión que ha sufrido la especie en tiempos recientes es considerable, en toda su distribución, pero con mayor énfasis, en su distribución norteña (Serra 1986).
- Pérdida de Hábitat / Degradación (Causa antrópica )
- Especies Exóticas invasoras (impactando directamente la especie)
- Cosecha (Caza/Captura)
- Perturbaciones Humanas
Usos y manejos sobre la especie
- Material para construcción o estructural
- Artesania y decoración.